top of page

SER TU PROPIO DESEO

Desde hace tiempo sentía la necesidad de encontrarme, de encontrarte; quizás entre el calor, en los rincones menos iluminados donde la luz solo delinea la piel, quizás en un roce. 

 

Desconocidos, cómplices por esta noche. Las miradas se cruzan,  nos reconocemos iguales, mentes que buscan intimar con otras sin la necesidad de palabras, cuerpos que desean tocar y ser tocados. 

​

Sentidos gozando de cada estimulante. Cuántas ganas de mezclarnos, de intercambiarnos, de probarnos. 

 

Un vestido corto de seda, tan corto que nunca me atrevo a usar, en mi imaginación me lo quitan suavemente; zapatos altos y abiertos, con una tira que cruza el empeine. Qué ganas de que sigan esa curva, y esa curva se vuelva un espiral que recorre todo el cuerpo hasta llegar a donde tenga que llegar. Recórrelo todo. Listón negro en el cuello, amarrado con un moño, hoy es día de celebración, vamos a desenvolvernos.  Código de vestimenta: sé tu propio deseo.

 

Entro al lugar del evento y me reciben con la frase “lindo vestido”, yo sonrío y observo lo poco que se asoma debajo de la camisa de quien me recibe, regreso el cumplido con una mirada. 

Trago de cortesía, un cocktail que hace que me den ganas de probarlo de la boca de alguien más, sentirlo en sus labios húmedos y suaves que escurren un poco de la bebida en mi boca, lo trago y decido continuar probando con la lengua, ¿Por qué lo mejor siempre está relacionado a la humedad?

​

Un poco de plática por aquí, un poco por allá, pero yo ya no puedo con las ganas de ver algo más, tengo mi cámara, y como todo buen voyerista, imagino todo lo que puede pasar esa noche mientas observo a la gente. ¿Quién está aquí por primera vez?, ¿Quién viene en modo depredador?, ¿Quién prefiere ser presa?, ¿Quién observa a quién a lo lejos?, ¿Quién quiere que lo o la vea?. El ambiente me hace sentir que estoy entre vampiros, se siente que el sol está por ocultarse completamente. 

 

Un pequeño intro del evento, saco mi cámara y trato de entender  el mood del momento. Siento la música, entiendo el movimiento en ese baile, quiero acercarme, quiero que se acerque. Esta mujer bailando dirige su mirada hacia mi, hacia mi cámara, no quiero darle esa foto todavía, quiero ver qué tanto puedo resistir y es que tomar fotos me provoca placer, y seguro que a ella el que la vean, pero esta noche apenas empieza. 

Photo17_14A.jpg

Poco a poco muestra su cuerpo, no sé si sea su piel, su mirada o su boca lo que más llama mi atención, no sé qué enfocar; no quiero tocarla, la admiro así, libre. La tela de su ropa resbala por su cuerpo, la acaricia, parece que son igual de suaves. El baile sigue, ella se aleja de todos para que la observemos como quien reza al cielo, ella está en lo alto y nosotros solo somos sus admiradores, nos tiene hipnotizados, ella tiene el control y le gusta. Se aleja y mi mente la ve irse en cámara lenta con la música desvaneciéndose. ¿Regresará? 

​

​

​

​

​

​

Con esa probada, la gente comienza a sentir innecesarios los abrigos, vamos soltándonos un poco. 

​

 

En el lugar había una mesa grande de madera y lo único que pude pensar fue: ojalá acuesten a alguien aquí. Seguro no fui la única en pensarlo, en desearlo, en imaginarlo (imaginarse). 

Comenzó el primer acto y a estas alturas ya comenzaba a distinguir quién era quién. Aquella mujer regresó y regresó para retomar el control, control sobre sus elegidos, sobre todos, sobre mí. 

​

​

Photo25_22A.jpg
Photo20_17A.jpg

Shibari que con solo presenciar, ya nos tiene a todos amarrados. Recuestan a una mujer sobre la mesa, ojos vendados y respiración profunda, no puedo dejar de ver el pulso en su cuello ¿me he vuelto uno de ellos?, mi atención se ve distraída conforme le quitan prendas y descubro otras. 

Photo22_19A.jpg
Photo21_18A.jpg
Photo23_20A.jpg

Estas dos mujeres parecen una misma entre las cuerdas, un cuerpo mutante, piel sobre piel, el enredo más estimulante que haya visto. Qué sonido tan provocador el de su respiración, me lleva y me regresa, se contagia esa intensidad.

 

Quisiera poder ver todo este acto de una forma omnipresente, me siento testigo de la creación. 

Photo24_21A.jpg

La segunda participante fue una chica que tenía piel como para morder, era del tamaño y proporciones perfectas a mi gusto. No pasó mucho tiempo para que quedara en ropa interior, ella iba dispuesta y se notaba.

 

Qué cosa tan… el ver su piel botando por la presión de las cuerdas, cada curva que se generaba era perfecta.

 

 

 

 

​

Photo30_27A.jpg
Photo28_25A.jpg

Intenté observarla de cerca y a través del espejo, curiosa elección esa ahora que lo pienso, es lo que me gusta del arte y el sexo, te dejas llevar. 

​

​

Photo27_24A.jpg

Algunas personas ya estaban más que hablando en algunos rincones, otros se murmuraban sus fantasías de ese momento, mi atención se desviaba un poco por eso y regresaba a ella cuando la escuchaba hacer ruidos, qué cosa tan… el voyeur nace con el sonido. 

Photo29_26A.jpg
Photo26_23A.jpg

Últimos participantes, por lo menos ante mi cámara, una pareja que parecían vampiros. Ella era blanca y guapa, tenía el pelo negro y largo, él era alto y con una mirada y presencia que me robaban el pudor. Tengo que decir que yo era probablemente la más interesada en ellos, cada vez que volteaba a los demás espectadores, los veía en rincones del espacio y de sus mentes, cosa que también fue muy placentero presenciar, me encantó que se dejaran llevar.

​

Photo31_28A.jpg

Regresando a esta pareja, a cómo se respiraban, a cómo se acariciaban, quiero estar ahí, si acaso uno de estos vampiros me va a matar, quiero sean ellos. De nuevo me dejé llevar por el inconsciente y tomé un autorretrato, en ese momento fui parte de y ahí me quedé. 

Photo32_29A.jpg
bottom of page